Mi trabajo se basa en la exploración de la identidad a través de lo autorreferencial, abordando las fracturas y grietas de la experiencia personal como reflejo de lo universal. Me interesa la relación del individuo con su entorno, con el otro y consigo mismo.

Mis primeras pinturas documentaban el barrio Guayaquil, en el centro de Medellín, un lugar marcado por inquilinatos, cantinas y hoteles de paso. La estética de estos espacios evocaba la casa de mi infancia y mi contexto familiar, pero también revelaba un vínculo inesperado con mi padre, a quien conocí a los veintisiete años. Descubrí que él había frecuentado estos mismos lugares en su juventud, lo que dio un nuevo significado a mi obra inicial: sin saberlo, estaba reconstruyendo una historia que me pertenecía. Esta experiencia consolidó mi interés en el arte como un medio para explorar la identidad, la memoria y las conexiones personales con el espacio.

Otro eje fundamental en mi trabajo es la relación entre la individualidad y la otredad. Como gemela, he vivido una confrontación constante con la imagen reflejada en el otro, una condición que, según Carl Jung, representa el enfrentamiento con la propia sombra. Esta dualidad ha permeado mi obra, llevándome a cuestionar cómo nos definimos en contraste con los demás y de qué manera construimos nuestra identidad a partir del espejo que nos devuelve el mundo.